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jueves, 24 de diciembre de 2009

¿Cuánto petróleo queda en el mundo?

El alza del precio abre la puerta a la explotación de nuevos pozos, pero no logrará compensar el aumento de la demanda.

En un momento en el que el precio del petróleo ha vuelto a batir máximos históricos, por encima de los 80 dólares por barril de Brent, vuelve la eterna pregunta del sector energético: ¿cuánto petróleo queda? Es un cálculo imposible de hacer con exactitud; todos los días se descubren yacimientos, como el que el pasado 10 de septiembre hizo público Repsol en Brasil, y cada día se revela que algunas reservas no tienen la magnitud esperada. La británica BP aventura la cifra de 1,37 billones de barriles como volumen de reservas mundiales. Al ritmo de consumo actual (85,9 millones de barriles diarios, según la Agencia Internacional de la Energía, AIE), dará para los próximos 43 años. Pero, lejos de disminuir, el consumo de petróleo proseguirá su infatigable aumento en las próximas décadas. Tanto que el Gobierno de EE UU calcula que para 2030, el consumo habrá crecido más del 40%. ¿De dónde saldrá este petróleo? Las alternativas se complican más allá de Arabia Saudí, aliada de las potencias occidentales, pero asediada por el fundamentalismo islámico.

Bajo las cálidas arenas saudíes yacen reservas equivalentes a 264.300 millones de barriles, según el Centro de Estudios Globales de la Energía (CGES). Es mucho más que en ninguna otra parte del planeta y a un coste de extracción tan bajo que hace rentable producir incluso a precios de cinco dólares por barril. Un notable contrapoder lo ha ejercido durante 20 años el mar del Norte, que reúne condiciones ideales: petróleo de alta calidad -aunque caro de extraer-, explotado por estables democracias (Alemania, Dinamarca, Holanda, Noruega y Reino Unido) y próximo a los mercados occidentales. De esta zona es el Brent, un tipo de crudo cuyo precio es referencia europea. Pero el mar del Norte se seca. Ha entrado ya en una fase irreversible de declive. La producción llegó a su punto álgido en 1999, cuando alcanzó un ritmo de 5,95 millones de barriles diarios. En ocho años, el ratio de extracción ha caído en más de 1,5 millones de barriles diarios y ése es el camino irremediable que seguirá la región.

Canadá, un poder emergente

El encarecimiento del petróleo -el precio del crudo ha subido un 300% desde 2001- ha facilitado la comercialización de productos nada rentables hace bien poco, y EE UU ha sido el más rápido en verlo. No es sólo que la Administración Bush esté empeñada en exprimir los yacimientos ubicados en la reserva natural de Alaska; se trata también de la paulatina sustitución del incómodo suministrador de Venezuela por un socio mucho más agradable: Canadá. El Instituto Americano del Petróleo (API) estima que Canadá exporta diariamente a su vecino del sur unos 2,3 millones de barriles, lo que representa el 18% de las importaciones de crudo de EE UU.

Cuando el presidente venezolano, Hugo Chávez, empezó a inflamar su retórica de patriotismo antinorteamericano hace tres años, el país suramericano era el primer socio petrolero de EE UU. Aún es un actor de peso (exporta 1,28 millones de barriles al día), pero ha caído al cuarto lugar: detrás de Canadá, Arabia Saudí (1,38 mbd) y México (1,34 mbd).

Las arenas bituminosas de Canadá, cuyo coste de extracción las hace rentables sólo a partir de 55 dólares por barril, son las nuevas protagonistas. Su producción se ha multiplicado por tres en 10 años, hasta llegar a 1,2 millones de barriles diarios. Canadá prevé alcanzar 1,9 millones de barriles en 2010. Las reservas probadas de Canadá ascienden a 179.200 millones de barriles, pero el 95% son las famosas arenas. Es crudo de baja calidad y con un alto porcentaje de azufre, costoso tanto desde un punto de vista económico como ecológico.

La incógnita del mar Caspio

Enclavado en el interior de Asia central, el mar Caspio se está convirtiendo en una fuente de creciente interés ante los ingentes yacimientos sin explotar. No hay consenso sobre los datos de reservas; el Departamento de Energía de EE UU considera que la cifra oscila entre 17.000 y 49.000 millones de barriles, muy por encima de exportadores tradicionales como Libia, Argelia, Nigeria o Qatar. Pero la inestabilidad y complejidad política de la zona despiertan demasiados interrogantes.

El territorio está compartido por Rusia, Irán y las ex repúblicas soviéticas Azerbaiyán, Kazajistán y Turkmenistán. Para empezar, estos países están enzarzados en constantes disputas sobre la soberanía de las jugosas aguas del Caspio. Los años de represión política y la depresión económica han derivado en un déficit de infraestructuras para canalizar el crudo, si bien hay proyectos en marcha como el oleoducto que une Kazajistán con China; el Consorcio del Caspio, que conecta el Caspio con el mar Negro, y el Sistema de Transporte del Caspio, una vez más en territorio kazajo, que se espera que entre en servicio en cinco años.

'Oro negro' de origen subsahariano

Aunque se confía mucho en el potencial africano, la única fuente nueva de suministro que ha surgido recientemente es Guinea Ecuatorial, que produce al día 370.000 barriles. La antigua colonia española comenzó a exportar petróleo en 1995 y su actividad era nula en fechas tan recientes como 1990. Los recursos se encuentran en el golfo de Guinea, cuya explotación fue fuente de constantes enfrentamientos con la vecina Gabón, hasta que en 2004 ambos países llegaron a acuerdo para la exploración conjunta de las aguas. Eso sí, la repercusión del manantial de oro negro en la empobrecida sociedad guineana es nula.

Yacimientos en el litoral brasileño

Las cuencas marinas de Campos y Santos, en la costa sur de Brasil, albergan la parte del león de las reservas probadas del país (ascienden a 12.200 millones), cuya producción se ha triplicado en los últimos 15 años, hasta alcanzar un promedio de 2,15 millones de barriles al día, según la AIE. El crudo caro amplía las opciones, pero al final Oriente Próximo es el amo: concentra el 30% de la producción y el 61,5% de las reservas.

Fuerte escalada en el precio del barril

Existen 160 tipos de crudo cotizando en el mercado internacional de petróleo, según datos de la agencia Platts, pero todos ellos coinciden en que no han dejado de subir en todo el año y han roto máximos.

El crudo Brent se ha apreciado un 28% desde enero del año pasado. Comenzó a cotizar cerca de los 60 dólares por barril y desde mediados de agosto emprendió una nueva escalada que le llevó a por primera vez a romper su récord histórico (los 78,3 dólares de agosto de 2006) y asi a sido la incognita del crudo durante los últimos 4 años para llegar en la actualidad de un record 115 dólares el barril. La nueva marca se queda según proyecciones en los 190 dólares, calculados para el año 2030.

El Brent, de bajo contenido en azufre, se obtiene en el mar del Norte. Aunque su producción va en declive, es todavía el referente indiscutible para los mercados de Europa y África. El precio que se divulga en el mercado es, en realidad, la combinación de 15 variantes de petróleo, extraídas de otros tantos yacimientos marinos.

El crudo ligero West Texas es uno de los de más calidad del mundo, con un porcentaje de azufre del 0,24%, frente al 0,37% del Brent. Esa es la razón por la que la cotización del West Texas, producido en los campos petrolíferos del Medio Oeste de Estados Unidos y en el golfo de México, suele estar uno o dos dólares por encima del Brent.

Fuente: Cinco Días

Spai Chile 2009

domingo, 20 de diciembre de 2009

Noche Temática: Adictos al Petróleo

¿Alguien vio la Noche Temática de esta madrugada? Ha sido fantástica.

La Noche Temática del la madrugada del 24 al 25 de Mayo de 2008 se ha titulado
“Adictos al Petróleo”, y se compuso de 3 documentales.

1º) Los Nuevos Dueños del Mundo

El documental nos introduce en un nuevo escenario geopolítico en el que el aumento de los precios del petróleo y la reducción de la producción ha propiciado que el poder mundial se esté desplazando desde Washington, Londres y Bruselas a otras capitales como Moscú, Caracas y Teherán. A este nuevo escenario se están incorporando nuevos países como India y China que entran en el desarrollo global, lo que propicia que el precio del petróleo continúe incrementándose.”

2º) Alternativas del Siglo XXI

“Nos acerca al desarrollo de los combustibles alternativos y a los últimos avances que se están produciendo en las energías renovables como la energía solar, eólica, nuclear y los biocombustibles. Las previsiones científicas contemplan que hacia el año 2030, un diez por ciento de la energía mundial procederá de las llamadas energías renovables.”

3º) La Energía de las Mareas

“El documental visita las plantas maremotérmicas que hay en Francia, Hawai y Japón. Esta energía renovable y limpia que procede de los océanos es la que los ingenieros y científicos han buscado en sus investigaciones como alternativa al petróleo y al carbón.”

No es que se contase nada nuevo, pero sí que sirvió, a mí por lo menos, para afianzar la idea de que no podemos simplificar la situación del desarrollo de las actuales alternativas energéticas en la dicotomía de caras o baratas. Las cosas son mucho más complejas.

El primero documental hizo mucho hincapié en los ya largamente comentados riesgos geopolíticos de la dependencia, o “adicción”, al petróleo. Se sitúa en un escenario de $50-$70 el Barril, ¡¡pero ya está a más de $120!! Han surgido unas nuevas sociedades basadas en una economía de nuevo cuño, la “petroeconomía”, con inquietantes similitudes (véase Rusia, Venezuela, Irán, Nigeria…).

Estas nuevas economías son “los camellos”, y nosotros los adictos. Estamos a su merced.

Localizaré los vídeos para colgarlos en el Blog. Mientras tanto, sólo puedo dejaros un link a la introducción del programa.

Como conclusión: no podemos seguir así, nos la estamos jugando. Debemos desarrollar ya alternativas al petróleo, y es mucho más serio y urgente de lo que parece. Hasta Bush se ha acabado dando cuenta.


Spai Chile 2009

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Cuidado, petróleo barato

Los bajos precios del crudo desaniman la inversión y apuntalan una nueva crisis.



No todo son malas noticias en la crisis económica. Algo bueno tenía que tener un escenario de demanda a la baja y de escasa competencia a la hora de conseguir recursos. Después de asistir durante 18 meses a una escalada del precio del petróleo que parecía imparable, la factura energética ha dado un respiro a empresas y familias. Algo muy de agradecer en uno de los inviernos más fríos de los últimos años. Los estadounidenses -muy dados a hacer cálculos y análisis- estiman que el ahorro para sus consumidores supera los 282.000 millones de dólares, un verdadero plan de estímulo para sus maltrechos bolsillos.

En España, la mejor muestra de ese ahorro es la evolución del índice de precios. El verano pasado el secretario de Estado de Economía, David Vegara, justificaba un crecimiento de los precios del 5,3% por la "elevada dependencia de nuestra economía a la cotización del petróleo", unas declaraciones acogidas con escepticismo. Seis meses después la tasa interanual ha caído al 0,8%.

La reducción de las presiones inflacionistas, en España y en toda Europa, ha permitido que las autoridades monetarias bajen el precio del dinero, lo que supone sin duda un alivio decisivo para los endeudados consumidores y empresas.

Desde su máximo de julio, el precio del petróleo ha caído casi un 70%. Sólo las bajas temperaturas (hasta un 17% más frías de media en Europa) han evitado un desplome aún mayor del coste del barril. Si nos atenemos estrictamente a la situación económica, el descenso puede ir más allá. Morgan Stanley cifra la caída media del consumo en millón y medio de barriles menos al día y eso, según sus analistas, puede provocar un descenso del barril de referencia en Nueva York -el West Texas Intermediate- desde los 40 dólares actuales hasta los 25 dólares por barril en el segundo trimestre del año.

Según Barclays Capital, 2009 puede ser el año que registre una mayor contracción en la demanda de petróleo desde 1982, cuando la economía mundial atravesaba una severa recesión [lo que según el FMI sucede siempre que el crecimiento global es inferior al 2,5%]. En estos momentos, la demanda es el factor decisivo que condiciona la cotización del crudo aunque el actual escenario de crisis ha sacado otros factores a la luz.

"Cuando el barril rozaba los 150 dólares ese nivel atraía movimientos especulativos y financieros a los que la recesión y la crisis han puesto fin", asegura desde Washington Paul Isbell, director del programa La estrategia de la energía del Real Instituto Elcano.

Desde Crédit Agricole, Jacques Chaussard añade otra razón que refuerza ese movimiento a la baja de los precios: "entre un consumo anémico y una capacidad de producción al alza, como respuesta retrasada a inversiones hechas hace un tiempo, hay poco espacio para que los precios vuelvan a subir en el corto plazo". No en vano, 2008 fue un año récord no sólo para los precios del petróleo sino también para las inversiones realizadas en el sector: 390.000 millones de dólares sólo en exploración y explotación, conforme a los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Y ése es, precisamente, el principal temor de los expertos: que la crisis económica ponga freno a una inversión más que necesaria para evitar una crisis de oferta en un futuro cercano. Desde Londres Mike Cassell, reconocido analista de VM Group, sostiene que "los bajos precios de hoy pueden ser un alarmante y breve intermedio antes de que el mundo coquetee con la abuela de todas las crisis de oferta petrolera en los próximos seis años".

Metáforas aparte, hay muchos factores que contribuyen a la formación de esa tormenta perfecta: la fuerte reducción de los precios, un pronunciado recorte de las inversiones en el sector, eliminación de los incentivos para invertir en energías alternativas y no convencionales, sumado al fuerte recorte de las cuotas de producción aprobadas por los productores, "factores todos ellos que aumentan los riesgos de una crisis de oferta no inmediata pero más intensa" que la vivida en 2008, asegura Barclays.

Buena parte de las razones que explican la espiral de precios del año pasado es la falta de inversiones que durante años se produjo en el sector ante el desincentivo que suponían los bajos precios. A 40 dólares el barril sólo resulta rentable el petróleo que se extrae en Arabia Saudí y otros países del Golfo, Rusia y China. Son datos facilitados por los analistas de Cambridge Energy Research Associates (CERA), que explican por qué a esos niveles de precios no es rentable explorar en aguas profundas o procesar las arenas negras canadienses. De hecho, Barclays asegura que muchos de estos proyectos ya se han cancelado.

La explicación es sencilla. CERA cifra el nivel de precios mínimo para incentivar nuevas inversiones entre los 70 y los 80 dólares por barril. Ese nivel es apoyado por Arabia Saudí, los expertos de Barclays Capital o los directivos de la petrolera BP, según se deduce de las posiciones que éstos han mantenido en la última cumbre económica mundial celebrada en Davos.

Para satisfacer la demanda de petróleo que se producirá conforme se recupere la economía es necesario invertir al menos otros 450.000 millones de dólares en exploración, según la AIE. Una cifra más que respetable pero que debería ser posible alcanzar dado que la transferencia de renta de los países consumidores a los productores sólo de la OPEP alcanzará los 2 billones de dólares en los próximos 20 años, según los cálculos de Fortis.

Puede que incluso sea necesaria una inversión aún mayor. El último informe de perspectivas del mercado energético mundial de la AIE asegura que la producción de los pozos existentes de petróleo está cayendo más rápidamente de lo que se pensaba, a un ritmo del 9% anual. Si se llevaran a cabo esas inversiones, la producción caería a menor ritmo, al 6,7%. Eso significa que el sector tendría que hacer un esfuerzo casi titánico simplemente para mantener la producción constante: ¡de 1.000 millones de dólares diarios de aquí al año 2030! Eso sólo para contrarrestar la caída de producción de los pozos y responder a la creciente demanda de los países emergentes. Ahí, dice Jochen Hitzfeld, de HVB Commodity Research, "será decisiva la determinación y la habilidad de los saudíes para invertir a tiempo en su capacidad de producción, elemento decisivo para determinar la tendencia de futuro del precio del crudo".

Cómo evolucione la crisis económica y financiera será también un factor determinante de lo que espera a medio plazo al mercado energético. La restricción del crédito no sólo ha afectado a los países productores de petróleo y, sobre todo, a las pequeñas y medianas empresas petroleras de fuera del ámbito de la OPEP. Ha supuesto también un fuerte frenazo a las inversiones en energías renovables que, con el petróleo en el entorno de los 150 dólares, parecían la única alternativa posible al mercado de combustibles tradicionales. Por supuesto, la restricción del crédito también ha alcanzado a este sector -como a todos los demás- pero lo que verdaderamente ha lastrado sus proyectos ha sido el cambio de prioridades de los gobiernos con la crisis económica.

Los rescates financieros, los gastos derivados del colapso económico, como la creciente factura del subsidio de paro, y la caída de ingresos deja poco margen presupuestario para los incentivos a los paneles de energía solar, los campos de energía eólica o la investigación sobre biocombustibles. Y, sin embargo, muchos expertos aseguran que se trata de gastos de primera necesidad.

"Lo único bueno que podríamos sacar de esta crisis es una apuesta decidida por las energías renovables y la reducción de emisiones de dióxido de carbono. Pero hacen falta más incentivos y más gasto público y privado para recuperar el tiempo perdido y lograr revertir la tendencia", asegura Paul Isbell. "La próxima crisis de precios sí va a provocar un desplazamiento del consumo de petróleo. Esta vez ya casi hemos estado en el umbral del cambio energético de la economía. El futuro son los automóviles eléctricos y los biocombustibles", insiste.

Ésa era la intención inicial del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que pretendía incluir en su plan de rescate incentivos para el empleo y la inversión en energías verdes. Aún batalla con el Congreso para sacar el plan adelante.

Mike Cassavell, de VM Group, añade a estos objetivos la necesidad de aumentar la eficiencia energética, algo que a su juicio "podría ayudar a extender el periodo de vida de la mayor parte de la oferta petrolera". Aunque no se muestra muy optimista. "Las proyecciones de crecimiento de la demanda energética entre economías emergentes como China e India son tan elevadas que superarán con creces los ahorros derivados de ese tipo de programas".

El consumo en estos países está distorsionado por los fuertes subsidios que aplican los gobiernos. Son muchos los expertos que piden aprovechar este momento de precios moderados para eliminar definitivamente estos subsidios, aunque el coste político derivado de esa medida lo hace casi imposible.

Si el año pasado parecía quedar claro que el tiempo de la energía barata había quedado atrás, la actual etapa de precios más baratos del petróleo no puede considerarse una marcha atrás. Sólo "una reacción extrema [del mercado] a circunstancias económicas extremas", como dice Cassavell. Pero los fundamentos de la economía y del mercado apuntan, sin dudas, a una tendencia al alza.

El consenso en el mercado en este punto es casi total. La mayoría de los analistas espera que los precios recuperen la cota de los 100 dólares por barril en un periodo de un año o año y medio y que a medio plazo se superen sin duda los niveles de 2008 hasta alcanzar los 200 dólares. Un nivel difícil de mantener para la economía mundial. La Reserva Federal ha admitido que, en ausencia de cortes del suministro, "será difícil soportar precios del petróleo por encima de los 100 dólares en los próximos 10 años". Visto lo visto, mejor prepararse con tiempo.

Fuente: El País


Efectivamente, el actual periodo de petróleo barato es sólo un espejismo, y totalmente circunstancial. No debemos perder la senda de las energías renovables. No debemos cometer los mismos errores que tras la crisis del petróleo de los años 70.

Spai Chile 2009

jueves, 5 de noviembre de 2009

El modelo mundial de desarrollo INsostenible, de cara al Protocolo de Copenhague

El modelo energético de los países desarrollados desde el siglo pasado a la actualidad, como todos sabemos, es a todas luces INSOST€NIBL€.

De cara a la cita crucial el próximo mes de diciembre en Copenhague (Dinamarca), donde debe salir otro Protocolo que sustituya al de Kyoto, voy a abrir varios post sobre el panorama actual, en especial sobre El Calentamiento Global.

Dejo a continuación, un ensayo acerca del modelo energético mundial y sus consecuencias:

Extenso ensayo, titulado "La energía como elemento esencial de desarrollo: Consecuencias de un modelo energético insostenible" (fichero PDF, 2,2MB). Su autor es Agustín Alonso, ingeniero industrial que durante más de 10 años ha desarrollado su actividad profesional dentro del sector energético, primero como investigador y más recientemente en tareas de regulación.

Nadie mejor que el propio Agustín Alonso para presentar su trabajo, cuya lectura recomendamos desde Crisis Energética:

La energía es fuente de desarrollo de la humanidad, ¿acaso alguien lo duda? Perfecto, entonces: consumamos tanta energía como seamos capaces de digerir, ¿no? PERO… (¿¡Pero es que siempre tiene que haber algún pero!?), la cosa cuenta con un par de pegas.

1ª pega) El consumo de energía, sea de la fuente que sea, tiene un impacto negativo sobre el medio ambiente. Ésta es la famosa.

2ª pega) Los recursos energéticos son limitados, hay los que hay, y antes (según algunos) o después (según el resto, aunque no sé con qué grado de conciencia) al ritmo actual de consumo, se agotarán. No obstante, como bien es sabido por los habituales de Crisis Energética, el problema se presentará unos cuantos años antes de que se agoten.

A estos dos “problemillas” debemos añadir otro, que solemos olvidar por tender a enfocarlo todo desde el ombligo del Norte, desde nuestra perspectiva de país “desarrollado”:

3ª pega) El reparto desigual de los recursos. Esto se visualiza rápido con un ejemplo: un habitante de Luxemburgo consume 60 veces más energía que un habitante de Bangladesh (y aún hay casos más extremos). Paradójicamente, gran parte de los recursos energéticos proceden precisamente de países del Sur, de esos que suelen ser calificados como “medio o poco desarrollados”.

O sea, que consumir energía ¡tiene un precio!

Ahora bien, tengamos claro que los recursos energéticos se extraen porque todos y cada uno de nosotros los consumimos, los exigimos y, además, al menor coste posible.

Pero en realidad, ¿somos conscientes de la repercusión de nuestros actos, del “modelo de desarrollo” en el que todos participamos? Porque es más que posible que estemos viviendo por encima de nuestras posibilidades, gastando unos recursos energéticos más o menos próximos a agotarse, y de paso, además, nos estemos cargando el planeta. Así que tal vez resulte algo “hipócrita”, cuando menos inconsciente, limitarnos a echar balones fuera; ignorar nuestra responsabilidad y culpar del deterioro del planeta y del agotamiento de los recursos a las compañías (petroleras, eléctricas…), cuando éstas los extraen porque nosotros los consumimos.

Y tal vez resulte también inconsciente o hipócrita pregonar, desde el Norte, la intención de extender el “modelo de desarrollo” a los países del Sur, cuando éste está basado en un consumo intensivo de recursos energéticos, propios y ajenos. Tanto es así que si tal intención se materializase en este mismo instante, ello supondría el final casi inmediato del “modelo civilizatorio” (el del Norte), al incrementar en varios órdenes de magnitud la velocidad de agotamiento de los recursos. Porque, seamos francos, al ritmo de consumo de los países autodenominados “desarrollados”, no habría recursos para todos: éstos no durarían ni un telediario… En definitiva, la extensión del “modelo de desarrollo” actual es energéticamente imposible.

Este estudio trata de exponer, de una forma sencilla y a la vez contundente, los problemas apuntados, cualitativa y cuantitativamente, partiendo de la base de que su solución pasa por la conciencia de su existencia. Si logra convencernos, ello nos sitúa como protagonistas de esta historia, por lo que gran parte de la solución pasa por nuestra acción. Pero, ¿por dónde empezamos? ¿Basta con cambiar las bombillas de toda la vida por unas más eficientes? ¿O es más efectivo utilizar el transporte público, en lugar de mi coche privado? O… ¿hay otras medidas aún más efectivas que puede que desconozcamos?

El estudio profundiza en el concepto de “coste energético”, esto es, el gasto de energía necesario para producir las cosas que consumimos. Por ejemplo, una hoja de papel ha necesitado cierta cantidad de energía para su fabricación y transporte hasta llegar a nosotros, energía que se habría ahorrado de haber evitado el uso de esa hoja. En definitiva, que consumimos energía no solo encendiendo la calefacción, la luz o echando gasolina al coche, sino también por el mero hecho de consumir, ¡y mucho más!

En mi opinión, la verdadera solución pasa por un cambio de paradigma de desarrollo, basado en un modelo mucho menos materialista/consumista, mucho menos agresivo con el medio ambiente y mucho más equitativo, que inevitablemente nos lleve a reducir nuestra dependencia de los recursos energéticos y a un reparto más justo de éstos. Pero siendo realistas, un cambio tan radical como éste, aunque fuera deseado por todos y el mundo entero pusiera su empeño en ello, no ocurre de la noche a la mañana. Así que, mientras tanto, al menos contaremos con la información que ofrece este estudio, que nos permitirá actuar y tomar decisiones desde el conocimiento de la repercusión de nuestros actos.

Porque…

Lo que le suceda a este mundo, es la suma de las acciones de todos y cada uno de los seres que habitemos en él y… cada pequeño detalle cuenta. Siéntete libre de opinar, criticar, difundir o utilizar los resultados de este estudio como mejor te parezca.


ENSAYO: La Energía como Elemento Esencial de Desarrollo

COPENHAGUEN 2009

Fuente: Crisis Energética

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