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martes, 3 de marzo de 2009

Y bueno, desde mucho tiempo que no ingresaba a colocar alguna información o simplemente una noticia que podría ser importante y las razones son muchas, pero la que más me tenia cansado era terminar mis estudios (Incluidos tesis y prácticas), en algún momento colocare información de la tesis que aun cuando suene egocéntrico me quedo muy buena (Mi jefe de carrera es el que más me alaba, humildemente).

Bueno dejo de hablar y creerme el los mas que hay y voy directo al grano. mí principal motivación de este año y por lo cual quise compartirlo acá no es más que la dicha que siento al ser desde este año integrante de 2 hermosas obras, estas son:

1) Fundación para la Superación de la Pobreza (http://www.fundacionpobreza.cl/) la cual es saco textual de su portal…

La Fundación para la Superación de la Pobreza tiene como misión contribuir a la superación de la Pobreza promoviendo mayores grados de equidad e integración social en el país, que aseguren el desarrollo humano sustentable de las personas que hoy viven en situación de pobreza y exclusión social.

2) Y la otra fundación es Yo Voluntario (http://www.yovoluntario.cl/) de donde su historia parte de…

“Somos una fundación de la Compañía de Jesús que cree firmemente que la acción y el servicio son formativos por sí mismo, que ponerse a disposición de quienes más lo necesitan transforma la vida y las opciones de las personas….”

Y bueno que mas puedo decir, estoy completamente dichoso de estar ayudando a mi país y devolver la mano a las personas que más lo necesitan, mas cuando estamos en un proceso mundial que no está afectando fuertemente…



Spai Chile 2008

lunes, 22 de diciembre de 2008

Cuál es mejor Plasma o Lcd?? Tercera Parte

Técnologia PDP y LCD

Elegir el tipo de pantalla plana que mejor se adapta a sus necesidades puede resultar confuso, sobre todo con la cantidad de distintas variables que debe tener en cuenta. Para ayudarle a tomar su decisión, hemos hecho una comparación punto por punto de las principales características de ambas tecnologías.



Prioridades del consumidor

A la hora de elegir una televisión de pantalla plana grande, es importante que no escoja automáticamente la que presenta las mejores especificaciones, la que parece mejor “sobre el papel”. También debería determinar con la mayor precisión posible lo que espera de una televisión y hacer de ello la clave de su proceso de compra. Tenga en cuenta factores como el lugar donde verá la televisión y lo que verá en ella. Después de todo, su televisión debe adaptarse a su estilo de vida, y no al revés.

Teniendo en cuenta lo anterior, hemos creado un cuestionario con diez preguntas para ayudarle a encontrar la mejor tecnología de pantalla plana para usted.


P. ¿Veo muchos deportes?

Si la respuesta es afirmativa:

Entonces le recomendamos que elija una pantalla de plasma, ya que su tiempo de respuesta es mejor que el del LCD. Esto significa que el plasma puede seguir mejor que el LCD la trayectoria de un objeto en movimiento, como un balón de fútbol. Así, este se verá más nítido y definido, y por lo tanto más natural.


P. ¿Veo muchas películas?

Si la respuesta es afirmativa:

Debería elegir una pantalla de plasma, ya que reproducen tonos negros más reales y un espectro de color más amplio que las pantallas de LCD. Con una televisión de plasma podrá disfrutar de una mayor sensación de profundidad y definición durante las escenas oscuras de la película, lo que le proporcionará una experiencia visual similar a la del cine pero con la comodidad de su propia casa.


P. ¿Qué tamaño de pantalla quiero?

Si la respuesta es aproximadamente 37 pulgadas o superior:

Debería elegir una pantalla de plasma, ya que estudios independientes demuestran que, en general, las televisiones de plasma proporcionan un rendimiento visual óptimo para pantallas de 37 pulgadas o superiores.


P. ¿Veo muchos programas de televisión de alta definición o DVD?

Si la respuesta es afirmativa:

Debería elegir una pantalla de plasma, ya que su color extraordinario y la sutileza de sus niveles de negro ayudan a realzar la información de imagen adicional que contienen las fuentes de alta definición.


P. ¿Quiero que la imagen de mi televisión sea realista?

Si la respuesta es afirmativa:

Debería elegir una pantalla de plasma porque, en comparación, las de LCD suelen ofrecer una imagen poco realista, con colores similares a los de los dibujos animados y contrastes que pueden resultar demasiado chillones, además de zonas oscuras con un aspecto sucio y grisáceo.


P. Muchos familiares y amigos vienen a casa a ver películas y eventos deportivos, ¿qué tipo de televisión ofrece mejor visión para más de dos personas?

Si tiene esto en cuenta:

Entonces debería elegir una pantalla de plasma, ya que su mayor ángulo de visión hace que sus imágenes conserven el contraste y el color mucho mejor que una LCD, puesto que cuando esta se ve desde un lateral, la calidad de la imagen puede bajar desde ángulos de 45 grados o inferiores. Con una televisión de plasma, su familia y amigos podrán disfrutar de la película que haya alquilado o del gran partido sin importar dónde se sienten.


P. ¿Veo muchos documentales sobre naturaleza?

Si la respuesta es afirmativa:

Dado que la tecnología del plasma puede reproducir una gama de colores del mundo real más amplia que otras tecnologías de pantalla grande, los documentales sobre naturaleza también tendrán un aspecto más “natural”.


P. ¿Quiero que mi pantalla sea respetuosa con el medio ambiente?

Si la respuesta es afirmativa:

No debería dejar que ningún rumor le disuada de comprar una televisión de plasma. Según estudios realizados por laboratorios independientes, lo cierto es que las pantallas de plasma en general utilizan prácticamente la misma energía que las de tecnología LCD. De hecho, como el consumo de energía del plasma varía en función de la luz de la imagen, si ve fundamentalmente programas y películas oscuros, una televisión de plasma podría consumir bastante menos que una de LCD.


P. ¿En qué medida valoro la calidad de fabricación?

Si la respuesta es “valoro mucho la calidad”:

La mayoría de las televisiones de plasma se fabrican de extremo a extremo. Por el contrario, las de LCD suelen montarse con componentes de varios proveedores y se “reetiquetan” con marcas distintas, en lugar de desarrollarse por completo en una única fábrica de la marca que llevan. Por lo general, cuando uno compra una televisión de plasma, tiene más probabilidades de adquirir un producto desarrollado y fabricado por la marca que aparece en el aparato.


Guía del consumidor

A la hora de elegir una televisión de pantalla plana grande, es importante que no escoja automáticamente la que presenta las mejores especificaciones, la que parece mejor “sobre el papel”. También debería determinar con la mayor precisión posible lo que espera de una televisión y hacer de ello la clave de su proceso de compra. Tenga en cuenta factores como el lugar donde verá la televisión y lo que verá en ella. Después de todo, su televisión debe adaptarse a su estilo de vida, y no al revés.


Informe del estudio sobre actitudes del consumidor europeo ante los televisores de pantalla plana

“Este informe presenta los resultados de un estudio sobre actitudes de los consumidores ante televisores de plasma y LCD. El estudio se ha organizado como una comparación directa entre una serie de modelos de plasma y LCD en distintos puntos del Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España, Suecia, Países Bajos y Rusia, y sus resultados constituyen el primer análisis serio acerca del modo en que los usuarios finales valoran estas dos tecnologías. El estudio fue encargado por Panasonic y Pioneer.”

Estudio realizado por SYNOVATE

Descarga la guía gratuita del consumidor (PDF)


Fuente sacadas en estudio conjunto entre Panasonic y Pioneer.

Spai Chile ©2009

Cuál es mejor Plasma o Lcd?? Segunda Parte

Tiempo de respuesta

¿Por qué es importante?
El tiempo de respuesta de una pantalla es una medida de la velocidad a la que sus píxeles pueden completar todo un “ciclo” y estar preparados para participar en la siguiente imagen.

Las pantallas con tiempos de respuesta largos pueden tener problemas para actualizar cada elemento de sus imágenes lo suficientemente rápido como para hacerlo al ritmo del movimiento de los objetos, por lo que estos podrían aparecer borrosos o difuminados.

Mitos
Las televisiones planas tienen problemas para mantener la resolución cuando muestran imágenes en movimiento rápido.

Hechos
Las televisiones de plasma pueden reproducir objetos en movimiento sin perder nitidez o definición.
La tecnología del plasma sólo necesita un impulso por píxel para producir una imagen, por lo que su tiempo de respuesta es casi instantáneo.

La tecnología LCD requiere que los píxeles pasen de activo a inactivo, y viceversa, para conseguir un solo ciclo de respuesta; su tiempo de respuesta puede medirse en cualquier punto entre 4 y 25 milisegundos. Incluso las pantallas de LCD más rápidas pueden reproducir imágenes en movimiento un poco borrosas.

Ejemplo
Con una pantalla de
LCD le costaría ver con claridad una pelota de tenis golpeando la pista después de un saque. La respuesta no sería lo suficientemente rápida como para seguir la trayectoria de la pelota. En una pantalla de plasma puede disfrutar en todo momento de acciones rápidas, como en los deportes y las películas.


Ángulo de visión

¿Por qué es importante?
Si compra una bonita televisión de pantalla plana grande, seguramente sufrirá otro efecto colateral: ¡no parará de recibir visitas de amigos! Sí, resulta asombroso lo populares que se vuelven los propietarios de televisiones grandes cuando ponen un buen derby. Seguramente no querrá bajo ningún concepto que aquellos que se sienten en el lateral de la televisión en estos populosos eventos vean mermada su calidad de imagen sencillamente porque su televisión no puede mantenerla desde todos los ángulos de visión.

Mitos
Las televisiones planas tienen ángulos de visión pobres y la imagen pierde mucha calidad si no se está sentado justo enfrente.

Hechos
En realidad las televisiones de plasma pueden verse desde una amplia variedad de ángulos sin que esto conlleve una pérdida de color o contraste importante, gracias a que emiten luz directamente desde cada una de las celdas o píxeles de la pantalla.

Sin embargo, los píxeles de las televisiones LCD se limitan a “transmitir” una luz que se origina en un único punto detrás de ellos, y pueden, en consecuencia, perder contraste y color si se ven desde ángulos de 45 grados o inferiores.

Ejemplo
Es el día de la final de copa, y todos sus amigos han ido a casa para ver el partido en su enorme televisión de pantalla plana. Si esa televisión es de plasma, todos podrán disfrutar de la imagen, independientemente de dónde se sienten. Sin embargo, si su televisión es de
LCD y alguien no la ve con un ángulo superior a 45 grados, seguramente tendrá una calidad de imagen relativamente pobre, lo que podría dar lugar a posibles luchas por los mejores asientos.


Quemaduras en la pantalla

¿Por qué es importante?
La pantalla de algunas televisiones se puede quemar si deja en ella un elemento de una imagen especialmente brillante, como el logotipo de un canal, durante demasiado tiempo. Lo que ocurre es que los fósforos pueden llegar a “fatigarse” donde se encuentra el logo, dejando una sombra permanente del elemento brillante detrás. Obviamente, no es algo deseable, sobre todo teniendo en cuenta que no es posible hacer desaparecer la quemadura una vez que se ha producido.

Mitos
Las televisiones de plasma son muy propensas a las quemaduras.

Hechos
En sus comienzos, las pantallas de plasma podían sufrir quemaduras. No obstante, este problema se ha erradicado en gran medida gracias a un mayor uso de sistemas de protección de la pantalla integrados y mejoras en los principales fósforos.

Ejemplo
Ahora ya puede jugar con la videoconsola o ver canales que utilicen muchos logos (por ejemplo, la
CNN) en una televisión de plasma sin tener que preocuparse por los distintos elementos de imagen estáticos que permanecen en la pantalla durante mucho tiempo.


Uso de energía

¿Por qué es importante?

Dada la importancia cada vez mayor de las cuestiones medioambientales y ecológicas, resulta tranquilizador saber que uno ha elegido una televisión de pantalla plana respetuosa con el medio ambiente.

Mitos
Las televisiones de plasma consumen más energía de sus rivales
LCD.

Hechos
La realidad es que las televisiones de plasma no necesariamente consumen más energía que las de
LCD (algo que tiene sentido si pensamos en el funcionamiento de ambas tecnologías).

Por ejemplo, las televisiones de plasma tan sólo necesitan un encendido para que un píxel se ilumine. Dado que los píxeles del plasma se oscurecen impidiendo que la corriente eléctrica se introduzca en ellos, las televisiones de plasma necesitan relativamente poca energía para reproducir las escenas oscuras.

Por el contrario, las pantallas LCD funcionan con un consumo constante independientemente de si reproducen imágenes oscuras o claras, ya que usan un backlight permanente.

Los resultados de un estudio independiente realizado por el laboratorio alemán AVT.O.P. Messetechnik concluyen que, por lo general, las televisiones de plasma consumen la misma energía (y a veces menos) que las pantallas de LCD.



Ejemplo
Quiere ver El Señor de los Anillos en
DVD. Si tiene una televisión LCD, a pesar de que la película contiene una gran mezcla de escenas oscuras y luminosas, el aparato tendrá un consumo medio constante, dado que su salida backlight no variará en función del contenido oscuro de la imagen.

Si ve la misma película en una televisión de plasma, durante las escenas luminosas posiblemente consumirá más energía que una LCD, pero durante las escenas oscuras gastará menos. El resultado es que el consumo de energía global de las dos televisiones es prácticamente el mismo. De hecho, con una película realmente oscura, las televisiones de plasma ahorrarán más energía que muchas LCD.


Duración

¿Por qué es importante?
A pesar de que en la actualidad están muy valoradas, las televisiones de pantalla plana grande siguen constituyendo una importante inversión para la mayoría de las familias. Por lo tanto, cualquiera que quiera adquirir una tendrá que asegurarse de que le proporcionará muchos años de diversión.

Mitos
Las pantallas de plasma duran menos que las de
LCD.

Hechos
En realidad, las pantallas de plasma duran por lo menos tanto como las de
LCD. Las televisiones que empleen cualquiera de estas tecnologías proporcionarán al menos 60.000 horas de funcionamiento en condiciones de visión normales antes de que pierdan más de la mitad de su brillo original. Esto se traduce en 27 años de funcionamiento constante durante seis horas diarias.

De hecho, las pantallas de plasma pueden llegar a durar incluso más en función de la configuración de imagen que utilice. Por ejemplo, si mantiene el contraste bajo, podría llegar a prolongar la vida útil de la pantalla.


Ejemplo
¡Compre una pantalla de plasma y podrá disfrutar de sus excelentes características visuales hasta que se jubile!


Producción de Extremo a Extremo

¿Por qué es importante?

Si una televisión se ha fabricado con componentes procedentes de una amplia variedad de proveedores, será imposible que “cuajen” del mismo modo que lo harían los de una televisión que ha sido íntegramente producida por el mismo fabricante.

Las televisiones que combinan múltiples componentes subcontratados también tienden a sufrir el efecto del “eslabón más débil”, según el cual, la debilidad de un único componente puede derribar todo el sistema.

Mitos
Tanto las televisiones de plasma como las de LCD utilizan piezas y componentes que proceden de muchos fabricantes distintos.

Hechos
Por lo general, las televisiones de plasma suelen desarrollarse y fabricarse dentro de la misma empresa.

En los comienzos de las televisiones de plasma, la mayoría de los fabricantes solían desarrollar sus propias investigaciones y tecnologías sobre el plasma, por lo que en la actualidad muchas empresas tienen un modelo de producción integral para estos televisores. Esto implica que las pantallas de plasma, desde los paneles hasta el dispositivo de procesamiento, han sido íntegramente fabricadas por una misma empresa, teniendo esta control total sobre la calidad de sus productos.

Las televisiones de LCD, por otro lado, generalmente se producen utilizando una gran variedad de componentes fabricados por terceros, con todos los problemas de garantía de la calidad que esto conlleva. Y lo que es incluso más confuso, las televisiones de LCD siempre han sido productos OEM (de fabricantes originales de equipos), es decir, que algunas empresas las compran a otro fabricante y se limitan a poner el logo con su marca en ellas. Por lo tanto, con la tecnología LCD, el nombre que aparece en el frontal de la pantalla de la televisión que compre puede que no sea necesariamente el de la empresa que fabricó los principales componentes del producto.

Ejemplo
Las pantallas LCD generalmente las fabrican pequeños proveedores que las venden por separado a distintas marcas para que las incorporen a sus propios televisores. Este método puede ser útil para mantener los costes de producción bajos, pero comprar los principales componentes de la pantalla a otra empresa también reduce las oportunidades que tienen las marcas de mejorar, desarrollar y aplicar los controles de calidad a los productos finales que suministran.

Esta situación también pone en peligro la competencia en el “ring” de las LCD, ya que dos conocidas marcas rivales podrían estar utilizando los mismos componentes en su pantalla y esto reduciría su potencial para desarrollar una diferencia de calidad.

Si compra una pantalla de plasma, puede estar casi siempre seguro de que la tecnología ha sido específicamente desarrollada por la marca que aparece en el frontal para garantizarle la mejor experiencia visual posible, sin riesgos.


Fuente sacadas en estudio conjunto entre Panasonic y Pioneer.

Spai Chile ©2009

Cuál es mejor Plasma o Lcd?? Primera Parte

Tamaño

A la hora de elegir una televisión, lo primero que debería tener en cuenta es el tamaño.

Dado que la calidad de las fuentes de imagen es cada vez mejor, ahora, más que nunca, muchos se plantean la importancia de los tamaños de pantalla grande. Los elementos clave que debe recordar son qué quiere ver y dónde lo quiere ver.


Si quiere ver tanta programación de alta definición (HD) como sea posible, definitivamente debería plantearse adquirir una pantalla más grande para sacar el máximo partido de la extraordinaria resolución HD.

Con respecto a dónde quiere ver la televisión, tenga en cuenta el espacio de que dispone y la distancia a la que se sentará de la misma.

Si va a ver imágenes de definición NTSC y PAL, con situarla a aproximadamente una distancia de entre cinco y seis veces la altura de su televisión, será suficiente; ahora bien, esta distancia tendrá que reducirse a entre tres y cuatro veces la altura de su televisión para HD, dado que este formato tiene mayor claridad. Mida la distancia a la que verá la televisión y empléela como criterio para determinar cuál es el tamaño que le conviene.

Una vez que se haya decantado por su tamaño de pantalla ideal, sólo le quedará elegir la tecnología de pantalla plana que mejor se adapte al mismo. Nuestra opinión (respaldada por estudios independientes) es que el plasma es la mejor tecnología para tamaños de aproximadamente 37 pulgadas o superiores por varias razones que señalamos en esta página.


Color

Cuando elija una televisión de pantalla plana, dos elementos clave que tendrá que tener en cuenta serán la profundidad y la calidad del color.

Con el plasma, cada píxel consta de tres celdas subpíxeles independientes, cada una de las cuales tiene distintos fósforos de color (rojo, verde y azul). Cuando estos tres colores se mezclan, producen el color global del píxel y se controlan mediante el nivel de corriente que fluye a través de ellos. Esto quiere decir que el plasma puede mostrar miles de millones de combinaciones distintas de rojo, verde y azul, lo que proporcionará una ingente gama de colores que reflejarán con mayor fidelidad el mundo real.



Con el LCD, los colores en realidad se producen “retirándolos” del blanco puro, a través de la manipulación de las ondas luminosas que proceden de un backlight (luz trasera) constante. Por eso es más difícil que las pantallas LCD ofrezcan colores vivos y auténticos de forma constante, tienen problemas concretos con los verdes y rojos predominantes, y la “temperatura” global del color es demasiado alta para adaptarse bien al material de vídeo.


Contraste (calidad del negro)

Tenga en cuenta la calidad del contraste, o lo que es lo mismo, la calidad con la que la pantalla plana reproduce los negros más intensos, los blancos más puros y toda la escala de grises entre estos. A pesar de que el contraste es esencial para que una imagen en vídeo resulte convincente, normalmente es algo que se pasa por alto en el proceso de compra de una televisión.

Las cifras de la relación de contraste muestran la relación de intensidad de la luz de los colores más brillantes y los más oscuros que una televisión puede producir simultáneamente. Las televisiones con una elevada relación de contraste deberían reproducir escenas oscuras que de hecho contienen un color negro verosímil e información detallada sobre sombras sutiles. Las televisiones con relaciones de contraste bajas probablemente aclararán las zonas negras haciéndolas más grises, y esto restará volumen a la imagen.



Debe tener cuidado con las cifras de contraste, ya que los distintos fabricantes lo miden de forma diferente. No obstante, resultan útiles para probar un hecho clave: la tecnología del plasma puede producir mejor contraste que la del LCD.

Con las pantallas de plasma, cada píxel crea su propia fuente luminosa independiente de las demás, lo que significa que sólo las partes brillantes necesitan iluminarse. Esto hace que los negros sean más intensos. Con las pantallas LCD, los píxeles independientes tienen que tapar la luz brillante del backlight constante para oscurecerse, y dado que no pueden hacerlo por completo, normalmente reproducen los negros peor que las pantallas de plasma.


Tiempo de respuesta (movimiento)

Si quiere ver una película de acción o un partido de fútbol, su televisión plana seguramente tendrá que reproducir objetos en movimiento rápido y mucha acción (tiempo de respuesta).

El tiempo de respuesta de una pantalla es una medida de la velocidad a la que sus píxeles pueden completar todo un “ciclo”. Las pantallas con tiempos de respuesta largos tendrán problemas para actualizar cada elemento de sus imágenes lo suficientemente rápido como para hacerlo al ritmo del movimiento de los objetos, por lo que estos aparecerán borrosos o con un efecto “fantasmagórico”.


Con la tecnología LCD, para completar un ciclo, un píxel tiene que pasar de activo (negro) a inactivo (blanco), y viceversa. El tiempo que tarda en completarse este proceso varía, pero suele ser de entre 25 y 4 milisegundos. Incluso las pantallas de LCD más rápidas pueden tener dificultades para reproducir imágenes en movimiento muy rápido. Dado que cada píxel es completamente independiente, el plasma puede actualizarse de forma virtual instantáneamente. Los píxeles del plasma reaccionan tan rápido que el término “tiempo de respuesta” es prácticamente irrelevante, ya que hasta el más rápido de los movimientos se ve nítido y claro


Nitidez

Ahora que la alta definición es una realidad, la nitidez de la imagen se ha vuelto más importante que nunca. Pero la calidad de los detalles de la imagen no depende únicamente de la cantidad de píxeles de la pantalla.

Una televisión con HD constará al menos de 720 líneas de píxeles, y sin embargo otros muchos factores influirán en la definición de la imagen.

Puesto que las pantallas de plasma generalmente pueden reproducir una gama de colores más vivos, también pueden ofrecer una imagen mucho más matizada y realista, mejor adaptada a la luz ambiental del hogar.

Puede parecer que las pantallas de LCD tienen mayor definición a la luz de los establecimientos, por el brillo intenso y la nitidez de sus imágenes. Pero lo cierto es que los niveles de brillo y nitidez extremos de estas pantallas pueden parecer chillones y poco realistas en un entorno doméstico. Aunque es importante que la imagen de la televisión tenga alta definición, no es menos importante que parezca natural.


Resolución

En teoría, cuanto mayor sea la resolución de una pantalla (es decir, cuantos más píxeles tenga), más nítidas y definidas se verán sus imágenes. En general, las imágenes de un servicio HD contienen 1920×1080 píxeles. Cuanto más se acerque la resolución de una pantalla a este valor, más probable será que sus imágenes HD se vean mejor.

Por lo tanto, es bastante razonable poner los píxeles de resolución entre las principales prioridades de su lista de televisiones. Pero tenga en cuenta que la resolución por sí sola no garantizará una imagen de alta definición de excelente calidad. Una televisión también tiene que tener otras virtudes; concretamente, el procesamiento de la imagen tendrá que producir una imagen de alta definición con una calidad excelente antes que un panel de alta resolución.

Tenga en cuenta también que las pantallas de alta resolución con un procesamiento de imagen pobre seguramente enturbiarán la resolución de 570 líneas PAL estándar.


Procesamiento de imagen

La calidad del procesamiento de imagen de una televisión es muy importante, ya que la calidad del motor de procesamiento de un fabricante concreto puede afectar a casi todos los elementos del aspecto final de una imagen.

Aunque los distintos sistemas de procesamiento de imagen varían muchísimo en sus capacidades, los que se encuentran en las pantallas de plasma por lo general ofrecen mejores resultados. ¿Por qué? Porque los principales elementos de imagen sobre los que actúa el sistema de procesamiento del plasma están intrínsecamente mejor adaptados para reproducir vídeo que los del LCD.

Los orígenes del LCD se remontan a las pequeñas pantallas de las calculadoras digitales y los relojes. Más tarde fue “adoptado” por el sector TI, donde se utilizó para mostrar imágenes estáticas, y hasta hace muy poco no se ha ampliado al mercado de la producción de televisiones.

En principio el plasma se desarrolló íntegramente como un medio para reproducir eventos televisivos populares, concretamente las Olimpiadas de Invierno de Nagano de 1998, en pantallas de mayor tamaño que las de tecnología CRT. Siempre se ha centrado en las imágenes en movimiento, dinámicas, en lugar de las imágenes de vídeo estáticas.

Las televisiones de plasma, a diferencia de las de LCD, no tienen que destinar parte de su potencia de procesamiento a contrarrestar desventajas, por lo que pueden dedicarla toda a mejorar la imagen en la medida de lo humanamente posible.


Fuente sacadas en estudio conjunto entre Panasonic y Pioneer.

Spai Chile ©2009

lunes, 28 de abril de 2008

Ahorro energético y nanotecnología juntos de la mano.

Todos podemos ver en las grandes ciudades cómo se está produciendo un cambio en los sistemas de señalización en las vías. Los semáforos tal y como los conocíamos están pasando a la historia y es que las antiguas bombillas de señalización, aquellas que además de estropearse cada dos por tres y de no ser visibles cuando el sol incidía sobre ellas, están desapareciendo a marchas forzadas. Su alto consumo energético y su baja eficiencia lumínica, hace que éstas se estén sustituyendo por paneles de LED's que además de un cosiderable ahorro energético, aumentan consideramblemente la luminosidad. En una nueva vuelta de tuerca, un grupo de investigadores americanos han conseguido aumentar la señal de salida de estos dispositivos un 70% sin un coste energético superior. Las investigaciones realizadas han ido encaminadas a la modificación de un diodo LED de nitruro de galio tal y como ilustramos en la figura. Como puede observarse, sobre un diodo LED normal se ha credico una lámina delgada de óxido de zinc, a la cual se le ha incorporado galio, y sobre ésta lámina se han crecido nanohilos de óxido de zinc perpendiculares a la superficie. Esta modificación ha conseguido que que esta nueva capa actúe como una capa de extracción de luz para el LED consiguiendo los rendimientos anteriormente citados. Hemos de indicar que la capa de sólo la capa de nanohilos de ZnO produce un incremento del 20% en la señal lumínica de salida.






El trabajo ha sido publicado recientemente en la revista "Applied Physics Letter" ( APL 90, pp. 203515, año 2007).

Spai Chile 2008

Tendencia en materiales para la concepción arquitectónica

El conocimiento y desarrollo de los materiales en la arquitectura, han jugado un papel muy importante en la historia de la humanidad. El devenir de ambas se ha descrito en función de los materiales (edad de piedra, bronce, hierro, etc.) que el ser humano ha utilizado y dominado a lo largo del tiempo. El descubrimiento, desarrollo y uso de los nuevos materiales han hecho que la vida humana sea más fácil y han contribuido en cada época histórica para su bienestar.

El mundo será invadido por un rápido crecimiento de nuevos desarrollos tecnológicos en el área de los materiales creados por varios sectores de la industria que combinan propiedades sensoriales y tecnológicas, muchas de ellas nunca soñadas por el hombre.

Antecedentes

La ciencia ha producido tecnología basada en sus ideas, teorías y leyes fundamentales. Los creadores de estas tecnologías, se basan en el conocimiento generado por los científicos. Éstos, por su parte, utilizan las herramientas creadas por tales creadores para seguir investigando. Existe en nuestra cultura una estrecha e íntima colaboración e interdependencia entre la ciencia y la tecnología.

Recientemente, la discusión sobre nuevos materiales para los diseñadores, arquitectos e ingenieros ha cobrado mucha importancia. La investigación sobre los materiales es la disciplina clave para el desarrollo de futuros proyectos. Los resultados de la investigación actual son esenciales para el desarrollo del producto del mañana.

Actualmente existen ciertas tecnologías novedosas que están moldeando definitivamente nuestra concepción del futuro probable de la humanidad, un futuro que afecta todas las áreas del conocimiento, incluido nuestro campo de trabajo: la arquitectura. Las tecnologías que afectan nuestra disciplina están íntimamente ligadas con el dominio de la materia que los científicos nos han proporcionado con sus descubrimientos. Las nuevas tecnologías permitirán a la arquitectura contar con increíbles herramientas y materiales para conseguir su fin causal en el próximo milenio.

La aplicación de nuevas herramientas, que nos permitan visualizar (de forma directa o indirecta) la estructura de los materiales a escala atómica y molecular, ha hecho posible alcanzar atributos insospechados tanto a los materiales clásicos utilizados en la ingeniería civil, arquitectura, telecomunicaciones, energía y medio ambiente; como a una nueva generación de materiales fabricados artificialmente con precisión atómica, dando lugar a una revolución nanotecnológica caracterizada por la nanociencia y la nanotecnología.

Aplicaciones actuales

Mencionemos algunos ejemplos de materiales que la arquitectura está utilizando para concebir nuevos espacios y formas:

Aerogel. Es la sustancia sólida más liviana del mundo. Fue inventado en 1931 por Steven Kistler, pero no ha sido hasta ahora que los científicos han podido usarlo, porque era sumamente difícil y peligroso fabricarlo.

En los materiales nanoestructurados, los granos moleculares tienen un tamaño máximo de 100 nanómetros de diámetro y tienen poblaciones granulares menores a decenas de miles de átomos. Dicho de otra forma, los granos nanoestructurados son entre mil y 100 veces más pequeños que los de un material común, y además, dentro del mismo volumen poseen 0.001 por ciento de átomos.

Además de su baja densidad, el aerogel es un material poroso a nivel microscópico, con una estructura tipo esponja; y es un excelente aislante de calor.

El aerogel tiene muchas aplicaciones comerciales, y en arquitectura ha sido utilizado como aislante térmico en las ventanas de los edificios de oficinas, en las que sus propiedades son utilizadas para evitar la pérdida de calor o frío entre muchos otros usos.

Silicagel. Es una forma granular y porosa de dióxido de silicio hecho a partir de silicato sódico. A pesar del nombre, este gel es sólido y duro. Suele venir en pequeños paquetes o bolsas transpirables, junto a muchos aparatos electrónicos o a los que puede perjudicar una humedad ambiental alta. Fue desarrollado en la Universidad Johns Hopkins, Baltimore (Maryland) en los años 1920.

Su gran porosidad, alrededor de 800 m²/g, le convierte en un absorbente de agua, por este motivo se utiliza para reducir la humedad en espacios cerrados; normalmente hasta un 40 por ciento. Cuando se ha saturado de agua, el gel se puede regenerar sometiéndolo a una temperatura de 150ºC, en 1.5 horas por litro de agua. Este gel no es tóxico, inflamable ni químicamente reactivo.

Diodos LED (de las siglas en inglés Light-Emitting Diode -diodo emisor de luz). Es un dispositivo semiconductor que emite luz monocromática cuando se polariza y es atravesado por la corriente eléctrica. El color depende del material semiconductor empleado en la construcción del diodo, pudiendo variar desde el ultravioleta, pasando por el espectro de luz visible, hasta el infrarrojo, recibiendo estos últimos la denominación de diodos IRED (Infra-Red Emitting Diode).

Los primeros diodos construidos fueron los diodos infrarrojos y de color rojo, permitiendo el desarrollo tecnológico posterior a la construcción de diodos para longitudes de onda cada vez menores. En particular, los diodos azules fueron desarrollados a finales de los noventa por Shuji Nakamura, añadiéndose a los rojos y verdes desarrollados con anterioridad, lo que permitió, por combinación de los mismos, la obtención de luz blanca. El diodo de seleniuro de zinc puede emitir también luz blanca si se mezcla la luz azul que emite con la roja y verde creada por fotoluminiscencia. La más reciente innovación en el ámbito de la tecnología.

LED son los diodos ultravioletas que se han empleado con éxito en la producción de luz blanca al utilizarse para iluminar materiales fluorescentes.

El comienzo del siglo XXI ha visto aparecer los diodos OLED (diodos LED orgánicos), fabricados con materiales polímeros orgánicos semiconductores. Aunque la eficiencia lograda con estos dispositivos está lejos de la de los diodos inorgánicos, su fabricación promete ser considerablemente más barata que la de aquéllos, siendo además posible depositar gran cantidad de diodos sobre cualquier superficie empleando técnicas de pintado para crear pantallas a color.

Los diodos LED se emplean en todo tipo de indicadores de estado (encendido/apagado) en dispositivos de señalización (de tráfico, de emergencia) y en paneles informativos. También se emplean en el alumbrado de pantallas de cristal líquido de teléfonos móviles, calculadoras, agendas electrónicas e impresoras LED.

El uso de lámparas LED en el ámbito de la iluminación (incluyendo la señalización de tráfico) es previsible que se incremente en el futuro, ya que aunque sus prestaciones son intermedias entre la lámpara incandescente y la lámpara fluorescente, presenta indudables ventajas, particularmente su larga vida útil, su menor fragilidad y la menor disipación de energía, además de que, para el mismo rendimiento luminoso, producen la luz de color, mientras que los hasta ahora utilizados, tienen un filtro, lo que reduce notablemente su rendimiento.

Concreto Translúcido. El material consiste en la combinación de 5 por ciento de fibra de vidrio y 95 por ciento de granulado fino de concreto. Miles de fibras de vidrio con un diámetro de entre dos micromilímetros y dos milímetros están insertados en el concreto y conducen la luz a través del elemento sin una pérdida. Con elementos de concreto precolado translucido (LiTraCon), realizado por el arquitecto húngaro Áron Losonczi, se expande la visual y las propiedades táctiles del concreto.

Este tipo de concreto está disponible en forma paneles o bloques prefabricados de hasta 600 mm por 300 mm en acabado pulido. Su estructura se basa en la combinación del concreto con fibra óptica y tiene una densidad de 2,100 a 2,400 Kg/m3.

Dentro de sus aplicaciones está su uso en superficies horizontales iluminadas desde abajo. Durante el día la superficie parece ser aparentemente de concreto. En la tarde la superficie comienza a brillar en diferentes tonos. Este concreto puede ser aplicado en varias áreas del inmueble. La transmisión de luz en el concreto fue exitosamente usada en diferentes formas tanto en joyería como en bancas para exteriores. Posiblemente la más atractiva aplicación es el uso para logotipos de empresas en bloques.

La tecnología puede suponer una revolución sin precedentes para nuestras viviendas, ciudades y las futuras edificaciones en general. El panorama que se abre ante nosotros es impresionante: materiales compuestos que permitirán hacer de enlace entre materiales biológicos y materiales inorgánicos; materiales híbridos basados en la combinación de cerámicas, metales, y polímeros; materiales porosos que a su vez pueden presentar las deseadas propiedades eléctricas, ópticas o magnéticas; materiales nanoparticulados con excelentes prestaciones para aplicaciones de grabación magnética de datos o para ser utilizados en aplicaciones biomédicas; materiales con propiedades ópticas a medida, etc.

En cualquier diseño arquitectónico, la elección de materiales tiene un papel decisivo. Esto marca la forma, señala la función, determina la apariencia y tiene un impacto al entorno. Dependiendo del concepto, el material puede cumplir la función de estructura y acabado. Ofrecer una integración con estímulos atmosféricos y tener un mejor aprovechamiento.

Algunos expertos apuntan que dentro de algunos años será menos costoso volver a hacer un edificio entero nuevamente que mantener uno viejo, aunque no tenga más de 10 años de vida. Nuevos materiales con propiedades especiales como la resistencia (sísmica, incendios), respuesta al medio (calor, frío), ahorro energético, seguridad, higiene y salud podrán producirse a bajo costo.

Teorema, 2008

Referencias:

Aerogel. (junio del 2006)

Led. (junio del 2006)

Spai Chile 2008

domingo, 30 de marzo de 2008

Contaminación Lumínica II

Continuación...

5. Contaminación lumínica y pedagogía. El papel de los docentes.

Es bien sabido que ciertas cosas resultan tanto más contraproducentes cuanto mayor es la ignorancia respecto de ellas. En nuestro caso, esto es una realidad incuestionable. Por lo tanto, resulta obvio que la solución del problema pasa no solamente por la consecución de medidas jurídicas para regularlo, sino también por una tarea de divulgación que debe utilizar todos los instrumentos de comunicación social disponibles (prensa, radio, televisión e Internet) para hacer llegar información sobre el fenómeno al mayor número de ciudadanos. Los colectivos ecologistas, así como los círculos de aficionados a la Astronomía deben jugar un papel preponderante en la denuncia y demanda de soluciones, especialmente en aquellos lugares donde, existiendo normas reguladoras, haya que incitar a la administración responsable a hacer efectivo su cumplimiento.

También la escuela, como ámbito de formación futuros ciudadanos, puede y debe jugar un papel preponderante en la divulgación de este asunto. Los problemas relativos a la ecología reciben ya un tratamiento educativo cada vez más intenso en ella, bien a través de materias específicas en los que se puedan plantear, bien mediante actividades extraacadémicas puntuales. Los ecologistas saben que concienciar a los jóvenes supone también concienciar indirectamente a los padres respecto de los problemas medioambientales. En nuestro caso, se da la circunstancia de que todo está por hacer, porque esta forma de contaminación ha sido hasta ahora ignorada por casi todo el mundo. En el caso concreto de Catalunya, la necesidad de divulgación se planteará con intensidad cuando, estando la ley aprobada, haya que fomentar su conocimiento, incluso entre los propios ecologistas que, por lo general, desconocen bastante el fenómeno.

La universidad, finalmente, tampoco puede quedar al margen, máxime cuando este asunto abre un enorme horizonte para la investigación. Desde el punto de vista de la parte técnica del problema, aquellas especialidades universitarias relacionadas con el diseño de luminarias, componentes electrònicos de las mismas, sistemas de regulación del flujo eléctrico, lámparas, diseño de alumbrado de exteriores e, incluso, arquitectura van a tener aquí en el futuro un estímulo innegable para la innovación y experimentación. Pero donde el horizonte que se abre es enorme es, sin duda en los estudios de biología y medicina. En el primer caso, puede decirse que la investigación relativa a los efectos de la emisión de luz artificial en el medio nocturno sobre la flora y la fauna es un territorio prácticamente virgen, en el que pueden producirse sorpresas por ahora impensables. En el segundo, la indagación sobre los efectos de la luz artificial en el hombre, aún no siendo algo novedoso, resulta ser también un territorio, en gran medida, por explorar.

En función de todo ello, resulta evidente el fundamental papel que van a tener que jugar los docentes en la tarea de divulgar el fenómeno y sensibilizar a sus alumnos acerca del mismo, fomentando, especialmente en el caso de los universitarios, el estímulo por la investigación de sus distintos aspectos. Será, por ello, necesario, preparar materiales didácticos inexistentes en el momento presente, empezando por la tarea de recopilación y sistematización de toda la información (por ahora escasa) que pueda existir al respecto, con el fin de establecer un fondo documental que sirva de base para la posterior edición de los mencionados materiales didácticos. En Catalunya, dado que la futura ley prevé la creación de la Oficina Técnica para el Control de la Contaminación Lumínica, que velará por el cumplimiento y divulgación efectiva de la misma, dicha tarea recopilatoria podría resultar de una actividad combinada entre las universidades y los departamentos de Enseñanza y Medio Ambiente.


6. Propuestas de trabajo.

Ofrezco, a continuación, una relación de sugerencias relativas a actividades que se pueden realizar en el aula:

-Debates sobre el tema.

Se pueden organizar, primeramente, a partir de la visualización de documentales sobre el tema. Hay dos: "Luces que nos roban las estrellas", realizado por TVE2, y proyectado en el segundo canal de Televisión Española en el programa Línea 900 y otro, proyectado en el canal de Catalunya, de esta misma cadena en el programa "Gran Angular". Es posible pedir copias, imagino. Además, que yo sepa, no se ha editado y comercializado ningún documental monográfico sobre este asunto, ni siquiera en inglés.

En el caso de no poder disponer de estos documentales, se puede utilizar cualquier otro sobre consumo energético y ecología, o bien sobre el cambio climático, añadiéndole información suplementaria sobre la contaminación lumínica.

También se puede realizar la misma actividad basándose en la lectura de algún texto. En nuestras páginas Web (http://www.celfosc.org/) se pueden encontrar textos suficientes para ello. Procuramos ir introduciendo lo más interesante de lo que se publica.

Ejercicios prácticos:

a) Medida de la intensidad de la contaminación lumínica a partir de la determinación de la estrella más débil observable en una determinada constelación. Se trata de un ejercicio de observación que no requiere especiales conocimientos de Astronomía. Mediante el uso de un mapa de una constelación en el que figuran las magnitudes (valor numérico del brillo) de algunas estrellas, desde las más brillante, hasta las que se encuentran en el límite de la capacidad de detección del ojo, hay que intentar distinguir la más débil. Si se hace bien, siguiendo las instrucciones precisas y haciendo la observación en las condiciones ambientales que se sugieren, se puede obtener una medida aproximada del grado de deterioro del cielo nocturno por acción de la contaminación lumínica en un lugar determinado. Incluso se puede hacer desde distintos lugares en una misma localidad, lo cual da una idea de los efectos locales del fenómeno. Al final, si se realizan observaciones desde distintos lugares, es posible representar sobre un mapa de una ciudad, los distintos niveles de intensidad de la contaminación. En nuestra Web, bajo el apartado "Mapa de la contaminación lumínica de Catalunya" se encuentran las instrucciones para hacer todo esto.

b) Estudio de los espectros de los distintos tipos de lámparas. Para comprender el porqué propugnamos el uso preferente de las lámparas de Vapor de Sodio de Baja y Alta Presión, por ser menos contaminantes y consumir menos, se puede hacer lo siguiente: aprovechar que, por regla general, en los laboratorios de Física de los centros suele haber espectroscopios de bolsillo para organizar una o varias sesiones dedicadas a la exposición de la naturaleza de la luz. Pedir a una empresa fabricante, o al propio Ayuntamiento, modelos de los distintos tipos de lámparas, si es posible con información técnica relativa a las distintas bandas e intensidades de emisión de cada una de ellas, para realizar un examen del espectro y analizar la eficiencia de cada tipo de lámpara.

c) Estudio del grado de contaminación lumínica generado por los distintos tipos de luminarias que se comercializan actualmente. Para ello, hay que conseguir un catálogo de los fabricantes, que incluya lo que se denomina un diagrama polar de cada luminaria (un gráfico representativo del modo por el cual la luminaria difunde la luz). Se puede ver fácilmente qué luminarias contaminan más que otras, por difundir más o menos luz por encima de la línea del horizonte.

d) Cálculo del ahorro en el consumo del alumbrado urbano. Se solicita información técnica al Ayuntamiento relativa a un cierto sector del alumbrado urbano (un barrio, por ejemplo) que tenga luminarias con bombillas de Vapor de Mercurio: número de puntos de luz, potencia de las bombillas instaladas, número de horas de funcionamiento al año, precio del Kw/h que se paga, gastos de mantenimiento, etc. A continuación se calcula el consumo y costes de mantenimiento anual de dichas bombillas. Se hace la misma operación, pero con las bombillas equivalentes de Sodio de Alta y Baja Presión, que son de menor potencia. Al final, se determina el ahorro energético y económico resultantes.

e) "Safari" fotográfico. Se organizan grupos de alumnos con el fin de obtener fotografías de la contaminación lumínica en todos sus aspectos: calles bien y mal iluminadas, luminarias contaminantes y no contaminantes, núcleos urbanos pequeños, medianos y grandes, focos puntuales de contaminación (párkings, negocios nocturnos, urbanizaciones), dispersión hacia el cielo, nubes iluminadas, etc. Se precisa una cámara réflex, un objetivo de tipo zoom para conseguir distintas focales y encuadres, un trípode, disparador de cable y película fotográfica o diapositiva de 400 ASA. Al final, se comentan los resultados y se puede organizar una pequeña exposición. Una fotografía recomendable para captar como aumenta la eficiencia de la dispersión de la luz en la atmósfera debido a la humedad, se puede obtener fotografiando desde el mismo lugar, en condiciones de ausencia de luna, la misma área de cielo (lo más fácil es elegir la zona polar) en dos noches distintas, una sin humedad y otra con humedad ambiental perceptible, utilizando el mismo tiempo de exposición, la misma película e igual apertura de diafragma. Al hacer el revelado automático se avisa al fotógrafo de que se trata de fotografías del cielo nocturno que, por lo general, exigen un incremento del valor estándar de la densidad típica utilizada en el proceso de revelado convencional. De no hacerse, el cielo presenta un color gris-verdoso, falto de contraste. Con las imágenes finales, se compara el incremento del brillo del cielo e, incluso, si somos capaces de identificar las estrellas que se corresponden con los arcos que aparecen en ellas y buscar su magnitud correspondiente, se puede intentar estimar la degradación del fondo del cielo determinando las estrellas de magnitud más débil en una y otra fotografía y haciendo la diferencia.

7. Epílogo

No he pretendido en ningún momento escamotear al lector mi personal vinculación con la historia anteriormente expuesta, pero tampoco la he explicitado en demasía. Ahora bien, quiero finalizar confesando que tomé la decisión de empezar esta lucha cuando, en abril de 1992, durante unas Jornadas Estatales de Astronomía celebradas en la isla de La Palma, después de escuchar a diestro y siniestro los lamentos de mis colegas por la progresión imparable de la contaminación, propuse la simple redacción de un escrito de denuncia y nadie me hizo el menor caso, por considerar que se trataba de una guerra perdida de antemano. Pensé entonces que no era nada lógico, pero sí muy cómodo, dar por perdida una batalla en la que uno está cargado de razón, máxime cuando en Canarias ya existía la prueba palpable de que era perfectamente compatible el objetivo de la protección del cielo nocturno con las necesidades luminotécnicas de una sociedad avanzada. Al regresar, convencí a mis compañeros de la Societat Astronómica de Figueres de la necesidad de iniciar una protesta, al menos con el fin de parar la progresión del fenómeno en nuestra comarca. Así empezó todo y aquí estamos hoy, ocho años después, a punto de tener una ley y habiendo contribuido a crear un revuelo notable en el resto del estado.

Por delante hay una inmensa tarea pedagógica que hacer. Hay que conseguir que la gente entienda que hacer un uso racional de la energía, en general, y de la eléctrica, en particular, no solamente es un beneficio económico para el usuario, sino un ejercicio de responsabilidad personal y, me atrevería a decir, también, un deber ético. Olvidamos con frecuencia que somos simples usuarios transitorios del planeta, y no sus propietarios. Como decía en una conocida carta, uno de los últimos jefes indios al presidente de los EEUU: "la Tierra no nos pertenece; nosotros pertenecemos a la Tierra". Curiosamente, la astrofísica del siglo XX le ha dado la razón, al haber puesto de manifiesto nuestra profunda vinculación y dependencia del cosmos: estamos hechos de materia de estrellas y a ellas debemos nuestra existencia. Si las eliminamos, desaparece su testimonio constante de nuestros orígenes. Con ellas se desvanece también algo muy precioso de nosotros mismos. Por esta razón, y hoy con mayor motivo, tenemos el deber de preservar la Tierra y el cielo para el disfrute de las futuras generaciones que, aunque todavía no existen, tienen derecho a que se les entregue un planeta habitable.

Confieso también que, con el tiempo, ha variado el orden de mi valoración sobre los efectos de la contaminación lumínica. Inicialmente me importaba únicamente el impacto negativo del fenómeno en la observación astronómica. Era lo que me concernía más directamente. Ahora, sin renunciar a ello en absoluto, concedo una creciente importancia a los demás efectos medioambientales que ocasiona. Con el tiempo, cada vez me pesa más la conciencia de que nada nos autoriza a esquilmar los recursos naturales de la Tierra, inmersos como estamos en una especie de vorágine consumista y comportándonos como si fuéramos la última generación de habitantes del planeta. Daba grima, por ejemplo, contemplar por televisión los fastos del recientemente celebrado falso milenio y observar cómo los habitantes de las grandes metrópolis del mundo competían entre sí por ver quien consumía más kilovatios enviando luz al cielo, llenando el aire de desechos pirotécnicos y las calles de toneladas de basuras, en un patético intento de demostrar su chauvinista e ilusoria pretendida superioridad respecto de los demás. Aquella fue, sin duda, la noche con la mayor contaminación lumínica de la historia. Uno deseaba entonces y también ahora que ¡ojalá! fuera también la única.

PERE HORTS

Spai Chile 2008

sábado, 15 de marzo de 2008

Contaminación Lumínica I

¿QUIÉN NOS HA ROBADO LA VÍA LÁCTEA? EL PROBLEMA DE LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA.

Introducción: el consumo energético y los problemas ambientales

Durante millones de años, los seres vivientes de la Tierra han ido adaptando sus procesos biológicos de acuerdo con dos ciclos astronómicos fundamentales: la sucesión de las estaciones y la alternancia día-noche. Dado que la percepción de ambos fenómenos es desigual según la latitud, las distintas especies se han acomodado a la singularidad de ambos ciclos en su hábitat. Cualquier perturbación en alguno de ellos originaría distorsiones cuyo alcance desconocemos, pero que, con toda seguridad, ocasionarían la extinción de algunas especies y la aparición de nuevas exigencias adaptativas para las demás.

La acción del hombre y su cultura sobre el medio ambiente está, en la actualidad, generando una seria alteración en ambos ciclos cósmicos. La actividad industrial y las formas de vida propias de las sociedades consumistas no se pueden sostener, de mantenerse el actual modelo de economía capitalista, sino es mediante un creciente consumo energético. Niveles más elevados de "bienestar" exigen consumir cada vez más energía, proceso que amenaza con conducir a situaciones aberrantes como, por ejemplo, la de que, actualmente, gaste 100 veces más energía un ciudadano de un país industrializado que un habitante del tercer mundo. El consumo responsable de energía debería ser algo consubstancial a la educación cívica de la población por dos motivos. El primero de ellos: porque el actual modelo de consumo energético se basa en la conversión en energía de recursos naturales no renovables (carbón, petróleo o uranio), con lo cual su despilfarro acorta el tiempo de uso y priva de su disfrute a los habitantes de países no desarrollados. El segundo: porque en los procesos de conversión en energía, transporte y su posterior consumo, se generan residuos que contaminan gravemente el medio ambiente (radioactividad, lluvia ácida, contaminación de los mares, contaminación atmosférica por humos tóxicos) y amenazan con alterar el equilibrio climático (efecto invernadero por emisión de CO2). En la actualidad, el calentamiento global del planeta debido a este efecto es ya una evidencia científica y sus efectos devastadores sobre el clima son crecientes: lluvias torrenciales, huracanes catastróficos, inundaciones, sequías prolongadas, deshielo de los casquetes polares y un lamentable y futuro largo etcétera.

Si bien la contaminación atmosférica por el CO2 emitido por las centrales térmicas de producción de electricidad, las industrias y los automóviles, es la principal responsable del efecto invernadero que amenaza el equilibrio climático de la Tierra, el uso excesivo e irresponsable de la energía eléctrica en el alumbrado de exteriores es la causa de una nueva agresión medioambiental que amenaza ni más ni menos que con eliminar la noche, alterando así el segundo ciclo cósmico fundamental. El fenómeno ya tiene un nombre: contaminación lumínica.



La Tierra de noche, vista desde el satélite. No es sólo un mapa de las zonas habitadas, sino también de la riqueza.


1. La contaminación lumínica. Formas.

Con este nombre se designa la emisión directa o indirecta hacia la atmósfera de luz procedente de fuentes artificiales, en distintos rangos espectrales. Sus efectos manifiestos son: la dispersión hacia el cielo (skyglow), la intrusión lumínica, el deslumbramiento y el sobreconsumo de electricidad.

La dispersión hacia el cielo se origina por el hecho de que la luz interactúa con las partículas del aire, desviándose en todas direcciones. El proceso se hace más intenso si existen partículas contaminantes en la atmósfera (humos, partículas sólidas) o, simplemente, humedad ambiental. La expresión más evidente de esto es el característico halo luminoso que recubre las ciudades, visible a centenares de kilómetros según los casos, y las nubes refulgentes como fluorescentes. Como detalle anecdótico e ilustrativo se puede mencionar el hecho de que el halo de Madrid se eleva 20 Km. por encima de la ciudad y el de Barcelona es perceptible a 300 Km de distancia, desde el Pic du Midi y las sierras de Mallorca. En condiciones normales, los navegantes podrían ir de Mallorca a Barcelona de noche, simplemente guiándose por el resplandor del halo.

La intrusión lumínica se produce cuando la luz artificial procedente de la calle entra por las ventanas invadiendo el interior de las viviendas. Su eliminación total es imposible porque siempre entrará un cierto porcentaje de luz reflejada en el suelo o en las paredes, pero de aceptar esto a tener que tolerar como inevitables ciertos casos aberrantes de descontrol luminotécnico, como poner globos sin apantallar frente a las ventanas, o iluminar fachadas con potentes focos, hay un abismo. Al no existir conciencia ciudadana de que esto es una nada sutil forma de agresión medioambiental, nadie piensa en denunciarlo, excepto en casos contados de protestas multitudinarias de vecinos. No existen, que yo sepa, estudios rigurosos acerca del grado de afectación de la luz artificial sobre el hombre, aunque ciertos casos curiosos parecen apuntar hacia una conexión entre el uso de bombillas de Vapor de Mercurio (luz blanca) y la exteriorización de mayores índices de agresividad.

De todos modos, hay un punto que resulta evidente: si, como parece, los ciclos corporales están en sintonía con los ciclos naturales de la luz, la presencia de ésta en el ambiente durante el sueño puede ser causa de alteraciones todavía no completamente identificadas. Recientemente, se ha descubierto que el uso de luces tipo "led" en habitaciones de niños pequeños es desaconsejable porque produce alteraciones en el sueño. Ahora bien. Hay un caso de trastorno evidente: el de aquellas personas que en verano necesitan imperiosamente abrir la ventana para dormir y no pueden hacerlo si tienen la desventura de tener un foco luminoso frente a ella: sueño inquieto, ausencia de reposo, insomnio, cansancio y nerviosismo son las consecuencias más usuales.

El deslumbramiento se origina cuando la luz de una fuente artificial incide directamente sobre el ojo, y es tanto más intenso cuanto más adaptada a la oscuridad esté la visión. Al ser éste un efecto indeseado, toda la luz que lo origina no se aprovecha, cosa que no sólo es un despilfarro, sino que constituye un elemento evidente de inseguridad vial y personal. El modelo luminotécnico vigente prima el deslumbramiento porque se basa en la falsa concepción de que el exceso de luz incrementa la visibilidad y los ciudadanos, inconscientes de ello, demandan más luz a los responsables públicos, en la creencia de que su seguridad personal aumenta con el exceso. Al final resulta todo lo contrario: una persona deslumbrada carece de seguridad, se mire por donde se mire: es vulnerable a las agresiones físicas y también ve mermada su capacidad de respuesta en la carretera al no poder su ojo percibir los detalles inmediatos. Exceso de luz mal dirigida y buena visibilidad son términos opuestos.

El alumbrado de carreteras representa un punto crítico en esta cuestión. Se tiende a iluminar con exceso de potencia el mayor número posible de tramos de carretera, en la creencia de que ello supone un aumento de la seguridad vial. Habría que ver los estudios estadísticos sobre siniestralidad nocturna en carreteras iluminadas y no iluminadas para poder evaluar con equidad la conveniencia de hacerlo o no. Porque hay algo que sí es evidente: los conductores corren más en los tramos iluminados y esto supone un incremento del factor de riesgo velocidad. Por otra parte, a veces se instalan en carreteras de circulación densa y autopistas puntos de luz con luminarias incorrectamente apantalladas que deslumbran y, sorprendentemente, no se ve en ello un factor de inseguridad. Finalmente, tampoco nadie se preocupa del enorme deslumbramiento que suponen las instalaciones privadas o públicas situadas en las inmediaciones de la carretera: campos de deportes con proyectores apuntando directamente a ella y focos exteriores de industrias o de particulares con la misma orientación inadecuada, son un espectáculo común en nuestras vías de circulación. El cúmulo de despropósitos de este estilo es innumerable, y uno nunca termina de sorprenderse al ver uno nuevo. Parece mentira que nadie se haya preocupado de informar a los instaladores de la necesidad de orientar correctamente estas luminarias.

Al final, lo más incongruente: nadie parece pensar en el hecho elemental de que el alumbrado de carreteras debería diseñarse de acuerdo con las peculiaridades de la visión nocturna, en vez de empeñarse en convertir la noche en día. Nuestro ojo ha evolucionado de tal forma que en su parte posterior, llamada retina, posee dos tipos de células especializadas en la captación de luz: unas, los conos, concentrados en la fovea, el centro de la visión, son especialmente sensibles a las longitudes de onda de la intensa luz diurna y son las responsables de la captación de los colores y de la visión directa de los objetos. Otras, denominadas bastones, actúan preferentemente en la visión nocturna y se sitúan alrededor de la fovea. Aunque ligeramente más sensibles que los conos a las longitudes de onda del color azul, son ciegas a los demás colores, pero capaces de percibir detalles trabajando a niveles de luminosidad muy bajos, en los que los conos dejan de operar. Su sensibilidad a la luz depende de una sustancia llamada rodopsina, que las va llenando progresivamente conforme avanza el proceso de adaptación a la oscuridad, muy conocido entre los astrónomos aficionados. Al cabo de una media hora en general, el ojo ha adquirido el límite de su capacidad de adaptación y puede ejercer sus funciones de visión nocturna a pleno rendimiento.

Todo el mundo ha experimentado lo que sucede cuando pasamos de un ámbito muy iluminado a otro totalmente oscuro: necesitamos tiempo para adaptarnos a la oscuridad y pasamos de no ver nada en absoluto a percibir, primero, formas inconcretas; después formas más específicas y, finalmente, detalles menores y distintos niveles de brillo en ellos. Al estar situados los bastones en los alrededores de la retina, su máximo rendimiento se obtiene cuando observamos indirectamente los objetos, lo que se denomina visión lateral. Algo parecido sucede cuando pasamos repentinamente de la oscuridad a la luz muy intensa: quedamos deslumbrados y durante un cierto tiempo no tenemos la agudeza visual necesaria para percibir los objetos con nitidez, con lo que nuestra capacidad de respuesta frente a los obstáculos se ve muy mermada hasta que no nos adaptamos a la luz. Ambas situaciones se producen cuando salimos de un entorno urbano muy iluminado a una carretera oscura o cuando, procedentes de ella, llegamos al entorno urbano. A nadie se le ha ocurrido aplicar la idea de progresividad en el alumbrado de estas zonas. Un alumbrado ideal sería aquél que disminuiría paulatinamente el nivel de luz en dirección saliente, dando al ojo un mínimo tiempo para empezar a adaptarse a la oscuridad. En sentido contrario, el sistema sería igualmente adecuado.

El sobreconsumo, finalmente, es la consecuencia indeseada e inevitable de los factores anteriormente descritos. Si éstos se evitaran, ahorraríamos porcentajes mínimos de un 25% en la factura de la luz, pudiéndose alcanzar porcentajes mayores del 40% en ciertos casos, si existiera la voluntad de utilizar lámparas de sodio de baja presión y se hiciera una fuerte apuesta por rebajar potencias en las luminarias. Porque lo cierto es que hasta el presente ha existido una especie de contubernio entre las compañías eléctricas y los fabricantes de luminarias y de bombillas, por el cual unos y otros han hecho del exceso de consumo su principal negocio. Las eléctricas porque mayor consumo equivalía hasta ahora a tener un mayor beneficio y los fabricantes de bombillas y de luminarias porque cuanto mayor sea la potencia que se instale, tanto más se encarece el producto, reduciéndose, además, su vida útil. Por razones coyunturales, ahora el negocio parece desplazarse hacia la política de ahorro en el consumo, por lo cual, en principio, no existe aparente oposición por su parte a reducir la contaminación lumínica. Por otro lado, la exigencia de ofrecer al mercado nuevas luminarias no contaminantes y lámparas más eficientes, puede suponer, incluso un revulsivo para la competitividad del sector.

2. Efectos en la biodiversidad.

Aunque resulte un tanto extraño decirlo, hay que considerar a esta novedosa forma de contaminación, cuyos efectos son todavía muy poco estudiados, como perfectamente equiparable a la emisión de humos hacia la atmósfera o al vertido de contaminantes en los ríos, porque, en el fondo, consiste en la emisión de energía producida artificialmente hacia un medio naturalmente oscuro. Tiene efectos comprobados sobre la biodiversidad de la flora y la fauna nocturna que, dicho sea de paso, es mucho más numerosa que la diurna y precisa de la oscuridad para sobrevivir y mantenerse en equilibrio. La proyección de luz en el medio natural origina fenómenos de deslumbramiento y desorientación en las aves, y una alteración de los ciclos de ascenso y descenso del plancton marino, lo que afecta a la alimentación de especies marinas que habitan en las cercanías de la costa. También incide sobre los ciclos reproductivos de los insectos, algunos de los cuales han de atravesar notables distancias para encontrarse y no pueden pasar por las "barreras del luz" que forman los núcleos urbanos iluminados. Se rompe, además, el equilibrio poblacional de las especies, porque algunas son ciegas a ciertas longitudes de onda de luz y otras no, con lo cual las depredadoras pueden prosperar, mientras se extinguen las depredadas. Finalmente, la flora se ve afectada al disminuir los insectos que realizan la polinización de ciertas plantas. Aunque es algo no estudiado todavía, resulta palpable que esto podría afectar a la productividad de determinados cultivos.

3. Efectos en la biodiversidad.

En otro orden de cosas, la emisión indiscriminada de luz hacia el cielo y su dispersión en la atmósfera constituyen un evidente atentado contra el paisaje nocturno, al ocasionar la desaparición progresiva de los astros. Algunos de ellos no tienen un brillo puntual como las estrellas, sino que son extensos y difusos (las nebulosas y las galaxias) y, por esta razón, son los primeros en resultar afectados. Su visión depende del contraste existente entre su tenue luminosidad y la oscuridad del fondo del cielo. Al dispersarse la luz, éste se torna gris y estos objetos desaparecen. El ejemplo más notable de esta especie de "asesinato celeste" lo constituye la desaparición total de la visión del plano de la Via Láctea, nuestra galaxia, desde los entornos urbanos. Hay que alejarse mucho de los núcleos habitados para encontrar cielos lo suficientemente oscuros como para poder observarla en toda su magnificiencia y, en la práctica, no creo que haya más de uno o dos lugares en Catalunya que sean todavía casi vírgenes. En mi propia experiencia he de constatar que, en mi niñez, el espectáculo de la galaxia era algo habitual desde mi casa (por aquel entonces ubicada en el extrarradio de mi ciudad). Ahora, desde el mismo sitio, es solamente una presencia que intuyo en raras noches de gran oscuridad y transparencia.

M15, cúmulo globular en Pegasus, situado a 34.000 años-luz. Por tratarse de un objeto difuso, se ve rápidamente afectado por la contaminación lumínica. Foto Pere Horts


Al incrementarse más y más el brillo del cielo, acaban por desaparecer también, de forma progresiva, las estrellas, con lo que, al final, solamente las más brillantes, algunos planetas y la Luna resultan visibles en medio de un cielo urbano que es como una neblina gris-anaranjada. Si consideramos que en condiciones óptimas, nuestro ojo alcanza a distinguir estrellas hasta la sexta magnitud, lo cual supone poder alcanzar a ver unas 3.000 en verano, podremos juzgar con equidad la magnitud de lo que nos perdemos.

La destrucción del paisaje celeste comporta, a mi entender, profundas consecuencias culturales y humanas. Si el desplazamiento masivo de la población desde áreas rurales a las urbanas ya implica de por sí una pérdida inevitable de las formas de vida tradicionales y de los elementos culturales en que éstas se basan, la imposibilidad de contemplar el cielo desde las ciudades priva además al individuo de un contacto directo con el universo, lo que origina un inevitable empobrecimiento cultural y personal. En las sociedades industriales, donde el volumen de información acerca del cosmos que está a disposición de cualquiera es enorme, se da la circunstancia paradójica de que los individuos sufren un desconocimiento mayor de las cosas del universo, si comparamos esta situación con la que se encuentran, en general, los habitantes de zonas rurales, menos evolucionadas, que pueden saber menos sobre los astros, pero que los sienten como algo infinitamente más cercano.

En las sociedades rurales, en épocas anteriores, la presencia del firmamento y sus fenómenos era algo con lo que, tradicionalmente, se convivía. Los ciclos cósmicos y su vinculación con la agricultura y la tradición han generado a lo largo de los tiempos un patrimonio cultural y folclórico (en el mejor sentido del término) que está desapareciendo a pasos agigantados: el conocimiento de las constelaciones, con todas las historias vinculadas a ellas; su posición en el cielo en relación con la época del año; su relación con las tareas agrícolas; la nomenclatura popular con la que se designaba a las estrellas y otros astros; expresiones del lenguaje ordinario que incluían referencias astronómicas; la posibilidad de observar fenómenos celestes como lluvias de estrellas, cometas y todo un tesoro de leyendas construido alrededor de la contemplación del firmamento constituyen hoy una relación de cuestiones para el recuerdo.

Pero hay algo más: el desarraigo que afecta al hombre en la gran urbe no es sólo consecuencia de su falta de contacto con la naturaleza, que acaba por devenir un artículo de consumo más para los domingos, sino también de la pérdida inevitable del sentido de su existencia en relación con el cosmos. Para las generaciones de jóvenes actuales, el universo es ya tan sólo algo con lo que únicamente entran en contacto a través del cine y de lo que están y se sienten desvinculados. Además, el tipo de educación que se ofrece en escuelas y centros de enseñanza media no incluye, por lo general, nociones de Astronomía más que en casos muy raros y siempre vinculados al voluntarismo de algún profesor que tenga horas libres para poder ofrecer dichos conocimientos en una materia optativa. Como resultado, se da la paradoja de que, mientras la sociedad, debido a la evolución de la economía y a la revolución tecnológica, se va acercando cada vez más al establecimiento de una civilización planetaria, los individuos parecen estar alejándose cada vez más de ella, regresando incluso a posiciones de un nuevo tribalismo, porque la educación que reciben les escamotea el conocimiento del universo y no les ofrece la posibilidad de orientar su propia humanidad en relación a él, algo indispensable para la formación de una conciencia que esté al nivel de esta pretensión.

A todo lo dicho hay que añadir que la contaminación lumínica, juntamente con la contaminación radioeléctrica y la del espacio, representa la más seria amenaza para el progreso de la astrofísica. La dispersión de la luz en la atmósfera convierte el fenómeno en algo capaz de alterar la calidad del cielo a grandes distancias, afectando así las zonas en las que se ubican los observatorios profesionales. Por esta razón, los primeros signos de denuncia del peligro que suponía la contaminación lumínica para la ciencia astronómica procedieron de los sectores astrofísicos y se canalizaron a través de la Unión Astronómica Internacional (IUA), cristalizando en una serie de convenios de protección de los observatorios, establecidos con la UNESCO, y en la redacción de recomendaciones de carácter luminotécnico para los distintos estados de la Tierra. Pero estas ultimas no se han tenido en cuenta, en la práctica, con lo cual hoy día la situación es realmente angustiosa y algunos observatorios, o bien han cerrado, o bien se mantienen realizando tareas de observación menores en comparación con las observaciones que se podrían realizar si el cielo nocturno no se hubiera deteriorado.

4. Propuestas de solución

Qué duda cabe de que el uso de la electricidad para generar luz ha constituido un innegable factor de progreso, pero no es menos cierto que su mal uso se ha convertido, lamentablemente, en una expresión característica más de nuestro irracional estilo de vida consumista. Otras formas de uso de la luz, distintas de lo puramente doméstico e industrial - ornamental, comercial, propagandístico y lúdico -, han ido apareciendo con el tiempo y, poco a poco, han ido invadiendo el entorno, hasta convertirse en un elemento "natural" de nuestro hábitat ciudadano. En ausencia de normativas reguladoras, el crecimiento desordenado de las ciudades y de los espacios dedicados a las actividades industriales, así como de los centros nocturnos de diversión ha ido llenando el cielo nocturno de luz y nadie ha advertido que, poco a poco, íbamos apagando las estrellas y la noche agonizaba.

Se podría pensar que el fenómeno es inevitable y que no queda otro remedio que elegir entre frenar el progreso o extender el certificado de defunción del cielo nocturno, pero esto no es así. A veces, cuando planteamos el problema a personas desinformadas, nos suelen salir con el tópico de que queremos "dejarlo todo a oscuras", cuando lo que pretendemos no es otra cosa que utilizar menos luz para iluminar mejor. De modo que existe solución, aunque la contaminación lumínica no se puede erradicar nunca del todo, porque siempre existirá un porcentaje de luz que el suelo reflejará hacia la atmósfera. Se trata también, entre otras cosas, de que este porcentaje de luz sea el mínimo posible.

¿Qué hay que hacer? Recomendaciones prácticas.


-Hay que evitar la emisión directa de luz hacia el cielo, cosa que se consigue usando luminarias orientadas en paralelo al horizonte, con bombillas bien apantalladas y eficientes, de la potencia necesaria para alumbrar el suelo de acuerdo con los criterios de seguridad, pero no más. Es, también, aconsejable emplear con preferencia las luminarias que tengan el vidrio refractor de cerramiento plano y transparente.

-A ello hay que añadir el apagado de alumbrados ornamentales y de grandes espacios exteriores que resultan injustificables a partir de cierta hora. Dichos espacios suelen alumbrarse con potentes proyectores orientados incorrectamente que dispersan mucha luz hacia el cielo y también en direcciones laterales. Si esto se hace, se aprovecha al máximo la energia y se reduce considerablemente el consumo. También hay que remodelar este tipo de alumbrado, cambiando bombillas, variando su inclinación y utilizando dispositivos que eviten la dispersión de la luz fuera del área a iluminar.

-Existen, además, otros factores de ahorro, como el contratar la tarifa más ventajosa con la compañía eléctrica, tener un buen plan de mantenimiento de las instalaciones, o reducir la potencia instalada, respetando los límites de seguridad, con lo que se alarga la vida de las instalaciones. En el capítulo del ahorro a largo plazo, los beneficios son incalculables, en términos de disminución del efecto invernadero, de la lluvia ácida y la producción de residuos radioactivos. Si pensamos en las catástrofes futuras que se derivan del calentamiento global del planeta y lo que puede significar ahorrárselas, la elección es clara. Existe, además, una poderosa razón que aconseja emprender dichos cambios: la inversión económica necesaria para realizarlos se amortiza en menos de dos años con el descenso del consumo. Sorprendentemente, se trata del único problema medioambiental cuya solución no implica inversiones a fondo perdido, sino que genera beneficios.

Iniciativas jurídicas.

El problema de la contaminación lumínica no se puede solucionar si no se establecen medidas jurídicas que lo regulen. Dichas medidas pueden adoptar, bien la forma de una ley, bien de una ordenanza municipal. Una tercera posibilidad la constituye el establecimiento de medidas correctoras impulsadas a partir de un proyecto general de ahorro energético de aplicación municipal y coordinado desde un gobierno central o autonómico. De estas tres posibilidades, las más efectivas, creo yo, son las dos primeras, especialmente por el carácter definitivo que pueden imprimir a las transformaciones propugnadas, mientras que un plan siempre adolece de un carácter transitorio y está subordinado al voluntarismo y eficiencia de quienes han de ponerlo en práctica.

Afortunadamente, las iniciativas jurídicas existen y están ya consolidadas, con resultados francamente positivos. Las primeras surgieron en los EEUU, a resultas de la fundación de la International Dark-Sky Association, primera organización dedicada a la defensa del cielo nocturno y a combatir la contaminación lumínica, fundada por David Crawford, astrofísico norteamericano que, tras su jubilación, asumió el reto de combatir el fenómeno. De la mano de la IDA, distintas ciudades y estados de los EEUU, especialmente en Arizona, aprobaron leyes u ordenanzas reguladoras. El germen sembrado por Crawford germinó y así aparecieron entidades similares a la IDA en otros países, especialmente los europeos. Inglaterra, Francia, Suiza, Alemania, Grecia e Italia son algunos de ellos. Destaca, en especial, Italia, como el país donde más ordenanzas y leyes regionales han sido aprobadas. Recientemente (marzo de 2000), la región de la Lombardía ha aprobado la suya. En América Latina, Chile, en razón de albergar el complejo de observatorios astronómicos del ESO (European Southern Observatory), acaba de aprobar también una ley de prevención del fenómeno

Hasta hace relativamente poco, España estaba al margen de este proceso. Existía el precedente de la Ley del Cielo (1988), de Canarias, requisito imprescindible para el establecimiento de los observatorios astronómicos en las islas, pero no surgió ninguna otra iniciativa hasta el año 1995, cuando, a instancias de la Societat Astronómica de Figueres, con el apoyo de los Institutos de Astrofísica de Canarias y de Andalucía, Greenpeace y distintos grupos de aficionados, se gestó la primera campaña de denuncia del problema ante distintas instancias oficiales. Catalunya fue la primera comunidad autonómica en la que se aprobaron las dos primeras medidas parlamentarias (bastante tímidas, por cierto) que supusieron ya un primer reconocimiento. El punto de inflexión lo determinó la realización de un plan de ahorro energético contra la contaminación lumínica impulsado por el Ayuntamiento de Figueres (Catalunya) que venía a ser la confirmación definitiva de las tesis que defendíamos los impulsores de la campaña. Ante la evidencia de los hechos, el asunto empezó a cobrar resonancia y así, en 1997, fundamos Cel Fosc, un grupo de activistas que, con sus páginas Web (http://www.celfosc.org/) y una lista de correo electrónico, se planteó impulsar una nueva fase de la campaña con la finalidad de conseguir medidas jurídicas efectivas. Un proyecto de elaboración del mapa de la Contaminación Lumínica en Catalunya por parte de escolares tuvo tanto eco periodístico que los responsables políticos no tuvieron más remedio que asumir la realidad del problema e instar desde el Parlament al gobierno catalán a legislar para corregirlo. Después de un período de trabajos, una Comisión técnica elaboró un Anteproyecto de Ley que, en el momento de escribir este artículo, está próximo a llegar al Parlamento. Entretanto, distintos ayuntamientos catalanes han empezado a hacerse cargo del problema, destacando la iniciativa del de Tárrega (Lleida, Catalunya) que aprobó en 1998 la primera Ordenanza Municipal de protección del Cielo Nocturno de todo el estado español.

Distintos movimientos de denuncia han ido surgiendo en otros puntos del Estado. El más importante está constituido por el grupo Cielo Oscuro, de la Agrupación Astronómica de Madrid, que ha realizado una campaña mucho más directa y agresiva, pero que está alcanzando también resultados importantes: una moción del Parlamento de la Comunidad de Madrid y otra del Parlamento Español, amén de distintos planes de remodelación de alumbrado por parte de distintos ayuntamientos de la comunidad de Madrid, son sus logros más notables. Indudablemente, las iniciativas de Cel Fosc y Cielo Oscuro están siendo un revulsivo prometedor para la futura limitación de la contaminación lumínica en España.

Continuara...

Spai Chile 2008